FILOSOFÍA DE TRABAJO

La abogacía es nuestra profesión, pero, sobre todo, es nuestra vocación y nos apasiona. Entendemos la abogacía, en su vertiente más creativa, como un proceso dirigido a la obtención de logros o a la superación de retos que no pueden ser descartados por imposibles sin antes haber cuestionado y analizado todo aquello que suele darse por supuesto o se toma habitualmente por incuestionable.

En la vertiente más técnica nuestra filosofía se basa en el rigor y calidad de los contenidos que se ofrecen al cliente y en la celeridad de la respuesta, siguiendo criterios análogos a los del just-in-time. Nuestro esfuerzo y nuestro compromiso consiste en aportar exactamente aquello que el cliente precisa y en hacerlo en el momento exacto en que lo necesita.

El componente técnico y el creativo, sin embargo, no bastan para definir nuestra forma de ser si a ellos no se une el factor personal. Salvando algún caso especial, no concebimos el ejercicio de la abogacía desprovisto de una relación personal y de confianza con el cliente, puesto que la materia sobre la que se va a proyectar nuestra actividad, aquello que nos revela y confía, es su propia vida, ya sea en la esfera patrimonial o en la personal. Sabemos corresponder a esa confianza.

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